La publicidad de la
televisión, cada vez emite más anuncios de productos infantiles de todo tipo
que van dirigidas a los más pequeños, donde es influenciado por los productos y
el dinero proceden de la familia.
De su historia, podemos decir
que la publicidad en la televisión apareció especialmente después de la Segunda
Guerra Mundial en Estados Unidos, donde se expandió de una manera asombrosa, y
a mitad de los 50 gran parte de la población disponía de un televisor en casa.
Tras observar que gran parte de las horas frente a la tele las consumían los
niños, se empezó a investigar sobre las relaciones del niño con el nuevo medio.
En los 70 ya se empezó a realizar publicidad destinada al consumo de productos
para niños, por tanto, para estos. Y hasta el 90, se consolida como campo de
estudio con la perspectiva del niño consumidor.
Los niños siempre han sido el
público más indefenso ante la publicidad y por ello, esta ha de estar regulada
siempre, porque se juega con las emociones de los niños ya que son muy fáciles
de convencer a través de anuncios sensibles. Y cada vez más, los anuncios les
dicen a los niños qué tienen que conseguir para ser el chico que está de moda
entre el grupo de amigos, y son atraídos por las marcas y la idealización de
las innovaciones porque no tienen el sentido juicio de un adulto.
El mercado infantil es muy
amplio y rentable, ya que son futuros consumidores y el objetivo de la
publicidad es crear una dependencia hacia el consumo por lo que las empresas
solo pueden sacar nuevos productos para explotar la consumición de estos. Los
niños, además, influyen mucho en las compras de los adultos porque existen
muchas ofertas para niños, o acuden más a menudo a un establecimiento donde el
niño ha de consumir.
También nos encontramos con
muchos programas infantiles que detrás de todo ello, existe la publicidad para
comprar un juguete determinado, o películas para niños que sacan productos
consumibles por su público. Dicha publicidad es tema de debate en muchos países
ya que en algunos se quieren prohibir, o se lucha por la ubicación de esta
fuera del horario infantil.
Se ha demostrado que los
niños de esta generación tienen como objetivo primordial ganar dinero, y eso es
algo que se ha incrementado a lo largo de los años, y lo cierto es que en
adultos pasa igual. Esto es porque la publicidad que se les está dando, cada
vez es más consumista y más materialista. Además, cada vez hay una mayor
invitación implícita a la precocidad sexual, sumado a la cantidad de
programación para adultos que acaba afectando. También a esto añadimos la
facilidad con la que los niños pueden ser moldeados, lo que genera que los
gustos infantiles sean uniformes a nivel global por culpa del marketing que les
sale más rentable hacer publicidad en una región grande que en una población
específica.
Los niños aprenden a
diferenciar lo que les gusta a ellos y lo que les gusta a sus padres, así como
qué es un anuncio y su intención, pero es que esto causa que los niños aprendan
a ajustar sus peticiones a las posibilidades de obtener el juguete que desean.
Numerosos estudios afirman
que los menores de ocho años no ven diferencia entre una emisión de televisión
y una publicidad, y que la publicidad dedicada a ellos era engañosa. Solo
Suecia ha elaborado un reglamento basado en una reflexión ética, y que obliga a
las cadenas a emitir publicidad por televisión en horarios reservados para
niños, y se ha intentado reforzar los reglamentos de los países europeos pero
existen disputas y marcos legales ante ello.
En la televisión en España,
las principales cadenas firmaron en 2004 acuerdos donde se limitaban los
anuncios con una serie de características donde aparecieran niños en una
situación que no sea favorable y que les afecte de alguna manera de forma
negativa.
Durante estos años se han
hecho avances legislativos en la publicidad muy importantes pero hay que luchar
para que se cumplan dichos requisitos. Por ello, se ve como forma positiva para
las empresas de publicidad, el intento de realizar una publicidad creativa
donde se entienda realmente qué es un anuncio y qué es un programa, donde no
hayan mensajes implícitos y se entienda perfectamente, así como influirles de
forma correcta. Los docentes, tienen la responsabilidad de vigilar que los
alumnos no se pasen el día delante de los medios los cuales solo quiere
venderles productos, así como influencias y hábitos. Y el papel de los padres es el de ser
responsables de la educación y el desarrollo de sus hijos, siendo conscientes
del uso indebido de los medios de comunicación y controlando las horas de
televisión que consumen.
Es la publicidad un recurso
que abarca gran importancia en nuestra sociedad y hay que enseñar a los niños a
reconocerla y no dejarse manipular por ella.