La crisis actual es una
realidad que todos conocemos y vivimos de forma activa, ya que es el tema del
cual más se habla en este país, junto con todas las consecuencias que ello
conlleva como desempleo o falta de oportunidades. Esta crisis se une a otra, la
ambiental, la cultural, política que son parte de nosotros y son las que nos
afectan de otra forma, y se resume en vivir en un mundo donde no nos cuidamos
adecuadamente tanto por factores externos como por valores propios.
El sistema capitalista es por
el que nos movemos, donde siempre se busca el beneficio propio, y se generan
mercados para poder subsistir, pero debajo de todo ello, existen personas que
intentan crear condiciones de vida digna donde se trabaja el desarrollo humano,
los trabajos de cuidados, que son actividades que se dedican a la reproducción
social.
Este trabajo lo han hecho
históricamente las mujeres en las relaciones familiares, y en países
empobrecidos han sido las niñas, mientras que los hombres traían el dinero y la
comida a casa, es decir, una distribución de roles, donde la mujer es minusvalorada
en la jerarquía establecida.
La naturaleza es otro ámbito
básico de sostenibilidad, del cual no somos conscientes que a través del
dinero, estamos perdiendo el equilibrio que lo mantiene, ya que se están
extrayendo demasiados recursos naturales para renovarse al nivel al que los
sustraemos, por ello se considera que es un ámbito en crisis.
Las mujeres ahora ya se han
incorporado de manera más o menos normalizada en la población trabajadora, por
tanto, se han quedado vacíos los puestos que ocupaban las mujeres en los
trabajos de cuidados, por lo que se ha recurrido al empleo de mujeres
inmigrantes, y estas a su vez, dejan a otras extranjeras del cuidado de sus
familias de origen, formándose una cadena global de ciudadanos, formando parte
de la crisis de ciudadanos.
También podemos nombrar al
cambio climático por el aumento de la emisión de los gases invernadero, aparte
del consumo de materia y energía, que forman la crisis medioambiental.
Esto se puede solucionar si
se sitúa un modelo de desarrollo donde se defienda el sostenimiento de la vida
y el bienestar colectivo, y para ello, se ha de posicionar a los ciudadanos en
una responsabilidad colectiva a través del Estado, las empresas y los hombres.
También habría que apostar
por las propuestas del decrecimiento, es decir, que las sociedades más ricas
recorten el consumo de recursos y la producción, pero no significa decrecer en
sí, sino que se busque una alternativa razonable.
Habría que promover una
ciudadanía con mayor participación social, realizando una nueva forma de poder
colectivo donde se fomente el cuidado recíproco.
Por ello, hay que trabajar
para que den valor a los ciudadanos a través de las instituciones públicas, se
incorpore en el sistema educativo la ética del cuidado en diversos ámbitos y
que los centros educativos sean espacios sostenibles para que sean ejemplo del
modelo que se quiere sugerir.
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